¿Qué pasa con las basuras en Usme? ¿Acaso no fue suficiente que el relleno sanitario se desbordara y no permitiera salir a las calles durante años por el putrefacto olor? El problema fue tan traumático que, 25 años después del derrumbe, cuando huele muy feo, decimos: huele a Doña Juana. Usme está desbordada de basuras. Montañas de plásticos, bolsas, cartones y comida, adornan sus calles.

Durante aproximadamente dos kilómetros, desde el Portal de Usme hasta el Colsubsidio en Santa Librada, el compactador que recoge la basura, al que le caben 8 toneladas y a la fuerza le meten 10, pasó de hacer un recorrido de 3 horas a 6. Tres recogedores se toman entre entre cinco y siete minutos por punto, recogiendo con palas y canastos.

Poco a poco los habitantes de Usme se acostumbran a convivir con las basuras a su alrededor. Foto: Vidal Romero.

“Esto nos duplica el trabajo y es peor los domingos”, dijo uno de ellos, que prefirió no dar su nombre. “Y Lo peor es en Monte Blanco hacia arriba, es donde hay más ratas”, señaló.

Los del compactador dicen que las montañas se están formando porque los comerciantes no están sacando la basura en bolsas, mientras que algunos que pasan, como el actor, bailarín y dramaturgo, Jeferson Palacio, son “las personas en situación de vulnerabilidad quienes las rompen, para encontrar reciclaje, y los animales para buscar comida”.

Algunos habitantes de la localidad piensan que son las personas en situación de vulnerabilidad quienes están tirando las basuras en las calles cuando buscan reciclaje. Foto: Vidal Romero.
Los perros también están rompiendo las bolsas para buscar comida y cuando ya están abiertas esparcen aún más las basuras en las calles. Foto: Vidal Romero.

Para Palacio, los más afectados son los niños “porque tienen que tolerar esta situación cuando van a entrar a estudiar en las mañanas”, además  “se crean focos de inseguridad y lugares por los que no se puede transitar”.

Según le contó a El Tiranosaurio Digital un supervisor de los contratos de recolección de basuras de la Unidad de Administración de Servicios Públicos del Distrito, la UAESP, “esto está pasando en todo Bogotá”. Según el funcionario, la falta de cultura ciudadana está provocando mucho “desorden” y “donde colocan una bolsa ahí llega la gente a colocar más”.

Por si fuera poco, en Usme, durante las protestas del 2021, en muchos barrios incendiaron los contenedores de basura que el Distrito implementó en 2018 y los usaron como barricadas para evitar el paso de motos, camionetas y tanquetas del ESMAD. Tan solo en la urbanización Marichuela, un barrio residencial en el que hubo varias confrontaciones, quemaron casi una decena de contenedores, de los 72 que sufrieron pérdida total en Bogotá.

Sin embargo, el problema no es la falta de contenedores, el servidor de la UAESP también nos contó que los contenedores se están volviendo puntos incontrolables de plagas y en algunos casos se prestan para el hurto. Por eso “muchos no los quieren cerca a sus casas”.

Las escena de los habitantes en situación de vulnerabilidad se repite en cada esquina donde se arrojan basuras. Foto: Vidal Romero.

Asegura que en casi toda Bogotá están llenando los contenedores a la mitad, o menos, y los ciudadanos prefieren tirar la basura alrededor de ellos. Y en Usme, así haya o no contenedores, los habitantes están tirando las basuras en las calles desde hace años.

Breve historia de las basuras en Bogotá y cómo llegaron a Usme

El descontrol de las basuras no es nuevo ni en localidad quinta ni en Bogotá. En el año 1900, la capital operaba el sistema por medio de una institución denominada Sociedad de Aseo y Ornato. La prensa de ese tiempo decía: “es insoportable el desaseo de las calles de Bogotá; por donde quiera se va amontonando la mugre y la basura, no hay una sola calle limpia”, así lo relata el ingeniero Héctor Collazos, en su investigación Deslizamiento de basura en el relleno sanitario Doña Juana (1998).

En 1904 la Administración Municipal asumió la dirección de la recolección, pero el problema tampoco terminó. Hacia mayo de 1922 se dispuso la basura en lo que hoy es el barrio Quiroga. En 1929 se autorizó la ubicación de pequeños botaderos de basura alrededor de la ciudad que luego iba a ser quemada, pero las basuras se repartieron por los barrios y nunca se compraron los hornos.

Aunque algunos lugares son rescatados para no tirar basura, las personas siguen arrojando los desechos en lugares donde no deberían. Foto: Vidal Romero.

Para 1940 la ciudad compró un horno, pero para el 43 el problema no se solucionaba, porque la combustión no era la esperada. El mantenimiento era costoso y el presupuesto no alcanzó.

La llegada de Doña Juana a la localidad quinta

En 1956 hubo otra crisis y se creó una empresa para que se hiciera responsable del problema: la Empresa Distrital de Servicios Públicos (EDIS). [i] Y en 1971, según el estudio del ingeniero Collazos, el Instituto de Investigaciones Tecnológicas, presentó a la EDIS una propuesta para la disposición final de las basuras con las siguientes alternativas:

  • Fabricar abono orgánico
  • Incinerarlas con recuperación de calor
  • Hacer un Relleno Sanitario
  • Fabricar bloques para obras civiles
  • Recuperar parte de ellas
  • Combinar varios de los métodos anteriores.

Pero finalmente estudio recomienda, como la mejor solución para la ciudad, hacer un Relleno Sanitario. En ese tiempo reportan que la producción de basura era de 1.236 toneladas diarias.

Los perros se alimentan de las sobras que encuentran en la basura. Foto: Vidal Romero.

Para 1980 existían dos botaderos grandes y alrededor de 30 pequeños. Los principales eran al noroccidente de Bogotá en el barrio El Cortijo, y el otro, Gibraltar, en Patio Bonito. Ambos un fracaso.

Finalmente, en 1984, la CAR contrató un estudio que le recomendó llevar la basura hacía dos lugares. El norte y el centro mandarla a una estación de transferencia y de ahí al futuro relleno sanitario Doña Juana y el sur por la parte oriental de Bogotá, también a Doña Juana, pero directamente.

Usualmente las personas en situación de vulnerabilidad recogen las basuras cuando llega el atardecer. Foto: Vidal Romero.

Y la parte de Bogotá, por la zona occidental, llevarla a un sitio denominado Alicachín, que nunca se construyó. En 1988 se inauguró oficialmente el relleno sanitario Doña Juana y se cerró el botadero Gibraltar.

Años después, en 1997, al relleno sanitario entraban diariamente entre 4.500 y 4.600 toneladas de basura. [ii]Hasta que el 27 de septiembre de 1997 se desplomó. Y el problema fue tan traumático que, 25 años después del derrumbe, cuando huele muy feo, decimos: huele a ‘Doña Juana’.

Desafortunadamente el tema de las basuras afecta a todas las personas por igual y Usme no es la excepción. Foto: Vidal Romero.

[i] Deslizamiento de basura en el relleno sanitario Doña Juana. Ingeniero Héctor Collazos. Santa Fe de Bogotá, 1998. Antecedentes. Páginas 2, 3 y 4.

[ii] Con información de la investigación: Deslizamiento de basura en el relleno sanitario Doña Juana. Ingeniero Héctor Collazos. Santa Fe de Bogotá, 1998. Antecedentes. Páginas 2, 3 y 4.

¿Te gustó lo que leíste?
(Votos: 5 Promedio: 4.8)
, , , , , , , , ,
Publicaciones similares
Latest Posts from