Dicen que hay dos mundos paralelos en nuestro territorio, uno con características distintas al otro, el país urbano y el país rural, hay rumores que el primero ofrece mayores oportunidades que el segundo, esa afirmación sería un tema de debate muy espinoso que en estas líneas no quiero abordar, por otro lado, con base en mi experiencia en territorios apartados quisiera describir un poco la situación del país rural, aquel que la ministra prometió conectar pero terminó engañando.
Para ese lugar alejado, tan vulnerable al desfalco y la corrupción, casi nunca alcanzan los recursos, pues estos se agotan al pasar por las manos de las víboras, y no me refiero a aquellos animales que ellos ya protegen, si no a los contratistas, políticos y demás círculos venenosos que no permiten a esta sociedad progresar, ni educarse.
“Es culpa de ellos” “el pobre es pobre porque quiere” dirían los vecinos privilegiados del mundo urbano, pero los habitantes del país rural nacen con inmensas desventajas que se acrecientan por culpa del abandono, como quien dice, “al caído caerle”, esa visión individualista productiva y elitista los segregan aun más y más.
La ministra de comunicaciones, costeña ella, gente de bien, rodeada de influyentes personajes hizo caso omiso a las advertencias y terminó engañando a los niños de escuelas rurales que prometió conectar para estudiar, hoy el país, tiene 70.000 millones de pesos embolatados, mientras los niños, se quedaron sin conexión, sin escuelas dignas y con una paupérrima alimentación, a merced del desplazamiento, del trabajo informal y de los grupos armados.