En el ejercicio de articulación en la defensa del campo y las tradiciones campesinas de la localidad de Usme, un grupo de mujeres de las veredas Olarte, el Destino, Chigüaza, El Curubital y La Requilina, entre otras, se unieron para escribir los libros: Memorias Campesinas, Usme Rural y Memorias Campesinas, El Destino Ancestral.  

Una unión de esfuerzos que nació en 2016 en la defensa de los espacios rurales del sur de Bogotá, en especial la memoria ancestral de los habitantes de las veredas de la localidad de Usme ante el avance de la frontera urbana sobre el campo.

Pero no fue hasta el 2020 cuando las organizaciones comunitarias de la vereda El Destino fueron contactadas por el Instituto Distrital de las Artes, Idartes, buscando movilizar a los habitantes para rescatar sus saberes y tradiciones.

La agrupación de mujeres campesinas comenzó en 2016 y hasta la fecha se reunen semanalamante en el salón comunal de la vereda El Destino. Foto: Elver Aguja – El Tiranosaurio Digital.

Las primeras interesadas en participar fueron las mujeres campesinas, organizadas años atrás para defender sus cultivos de la violencia, el conflicto armado y preservar sus tradiciones. Quienes dedicaban su tiempo libre a construir proyectos agroecológicos comunitarios que les permitieran vivir en sus parcelas junto a sus familias y animales.

La propuesta de instituto cayó como anillo al dedo ante los temores premonitorios del desplazamiento de sus hijos a la ciudad en busca de trabajos más rentables, dejando sus tierras sin manos que las trabajen.

El testimonio fue la herramienta investigativa utilizada para recoger los relatos de cientos de campesinos y campesinas de las 14 veredas que componen la zona rural de la localidad y las encargadas de hacerlas fueron las mujeres articuladas en la agrupación campesina.

Ellas tenían un gran potencial de captación de información porque no solo habitaban el espacio, sino que habían crecido junto a los entrevistados, lo que aumentaba la confianza y el detalle en los relatos. Además de conocer a la minucia las tradiciones, rituales y costumbres de las comunidades. Lo que finalmente derivaría en dos publicaciones.

El primer documento, titulado: Memorias Campesinas, Usme Rural, publicado en 2020, rescata los relatos orales de los habitantes de la vereda El Destino y se enfoca en reconstruir la memoria histórica y los saberes campesinos de los habitantes que por décadas habían afrontado cientos de luchas en pro de mejorar las condiciones de vivencia de la comunidad.

Los relatos rescatan las luchas y resistencias para obtener el salón comunal, el colegio y el centro médico. Pero también en enfoca en las prácticas campesinas en desuso, las condiciones de vida antes de las miles de viviendas de interés social y prioritario y de la llegada de los proyectos multifamiliares a la zona.

Estos son los dos libros publicados luego del arduo proceso de recolección de terstimonios. Foto: Elver Aguja – El Tiranosaurio Digital.

Sirviendo como piloto para luego recoger la información en las 13 veredas restantes, donde se enfocaron en los relatos de vida.

Y luego, manteniendo la entrevista como herramienta de recolección de información, las mujeres de la agrupación campesina, siendo las investigadoras en terreno e Idartes el director de la orquesta, lanzarían el libro “Memorias Campesinas: El Destino Ancestral”, publicado en el 2021.

Hoy Claudia Rosio Camargo y las otras 13 mujeres que participaron del proyecto, siguen trabajando de manera articulada desde la organización campesina y una vez a la semana se reúnen para seguir impulsando sus proyecto agroecológicos y sociales.

Las mujeres de la agrupación campesina en una de sus reuniones semanales. Foto: Elver Aguja – El Tiranosaurio Digital.

Los libros han servido de tarima para dar a conocer su trabajo en la comunidad, así como visibilizar sus luchas, esfuerzos y temores ante la migración de las nuevas generaciones por falta de condiciones dignas para los productores rurales de la periferia de Bogotá.

Mucho más, teniendo en cuenta que en 2023 el avance de conectividad fue uno de los menos avanzados del Plan de Desarrollo Local, como lo evidencia el informe de rendición de cuentas de la Alcaldía Local de Usme para esa vigencia.

Pese a eso, las 14 veredas de Usme siguen siendo una despensa importante en la alimentación de Bogotá y sus productos han sido el fruto del esfuerzo diario de las mujeres como las integrantes de la organización campesina.

Quienes a través de sus tradiciones sustentan la vida rural de la periferia, contribuyendo a que las familias bogotanas tengan productos frescos en sus mesas, y ayudando a que sus vecinos mejoren sus condiciones económicas para prevenir que las nuevas generaciones vean el campo como una opción inviable para la vida.

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