Después del consejo de ministros, que se llevó a cabo el pasado 5 de febrero, y que el presidente decidió televisar en horario prime, a través de todos los medios nacionales, se produjo un remezón ministerial en el que muchos funcionarios de alto nivel presentaron su renuncia antes de que el presidente la pidiera formalmente.
Sin embargo, personajes como Armando Benedetti y Laura Sarabia, que han tenido un rol preponderante en el gobierno desde la posesión el 7 de agosto de 2022, y han protagonizado escándalos mediáticos, nunca han puesto en duda su participación en el gobierno, sino que se les han encontrado diversos espacios dentro del mismo. A pesar de la renuncia protocolaria de Laura Sarabia.
Por otra parte, personajes cercanos al presidente como Jorge Rojas, director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, o Susana Muhammad, Ministra de Ambiente, que trabajaron desde el principio en la Colombia Humana, dejaron el gobierno, y de paso la puerta abierta para que la clase política tradicional llegue nuevamente a él y el proyecto político se desfigure.
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El consejo de ministros televisado sacó a la luz el descontento de un sector del gobierno por el rol protagónico que ha tenido Armando Benedetti, a pesar de los cuestionamientos por corrupción y violencia intrafamiliar. La vicepresidenta Francia Márquez también habló de la falta de respeto que ha tenido que sufrir por parte de Laura Sarabia; mostrando que el presidente ha decidido empoderar personas que no han venido trabajando en la construcción del progresismo en Colombia, incluso desde la alcaldía de Bogotá liderada por él. Sino que llegaron durante la campaña presidencial del año 2022.
Estos casos no son aislados, en todos los organismos ejecutivos del Estado se mantienen personas del gobierno pasado o aliados de la política tradicional, que han desplazado los integrantes del nuevo gobierno. Convirtiéndose en una de las razones del poco desarrollo y cumplimiento de los acuerdos que se han tenido durante los dos años y medio en el poder. Hay sectores a los cuales no les interesa que el gobierno avance, pero no son externos, sino que están camuflados en el interior, gracias a los tratos políticos que se han permitido para sacar adelante las reformas en el congreso.
Retomando lo anteriormente mencionado, el presidente cuestionó los pocos resultados que ha tenido su gobierno, pero responsabilizó a todos sus funcionarios públicos, aunque hubo poca autocrítica a su accionar.
El presidente pidió la renuncia protocolaria de todos sus ministros y directores de departamentos administrativos, sin embargo, los que la presentaron de manera irrevocable fueron los más cercanos a sus ideas: Susana Muhammad, Ministra de Ambiente; Jorge Rojas, director del DAPRE; Juan David Correa, Ministro de Cultura, Iván Velásquez, Ministro de Defensa; Alexander López, director del Departamento Nacional de Planeación; y Gloria Inés Ramírez, Ministra de Trabajo. Esta última, en su carta de despedida, recuerda a Carlos Gaviria, ya que para ella “la política debe transitar sin sectarismos y sin ambigüedades, y su mejor forma de continuar aportando a la sociedad es trabajar por un proyecto político popular y en el que haya unidad”. Hay que recordar que Carlos Gaviria y Gustavo Petro no se llevaban muy bien durante su estancia en el Polo Democrático Alternativo.
El proyecto político alternativo de izquierda, por el cual muchos apostaron, y hasta dieron su vida, está a punto de resquebrajarse, ya que, para poder mantenerlo, fue necesario aliarse con la política tradicional.
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En los últimas días, todos los ministros han puesto su renuncia en la mesa del presidente y este tiene dos opciones: la primera, es nombrar gente afín a los partidos tradicionales con el fin de salvar algunas reformas en el congreso y generar gobernabilidad legislativa en lo que queda de gobierno. Y la segunda, es eliminar las alianzas que ya hay con los partidos tradicionales para nombrar gente afín al proyecto político elegido en las urnas en el año 2022, y trabajar por el cambio que se eligió.
Por las acciones del presidente, todo parece indicar que su elección será la primera y esto pondría en duda la continuidad del proyecto político del cambio.
El Pacto Histórico propone una total unidad para las elecciones legislativas y presidenciales del año 2026, siendo su principal cara el presidente Gustavo Petro, pero, ¿él va a apoyar al candidato de su movimiento o se irá con el establecimiento? Y en este contexto es importante retomar la pregunta que titula estas líneas, ¿es posible un proyecto político progresista sin Gustavo Petro? Para mí sí.
Los movimientos feministas, indígenas y afros que eligieron al gobierno, pueden elegir uno nuevo que dé continuidad a lo bueno que se dio en este. La entrega de tierras a las víctimas del conflicto, la renta joven y para el adulto mayor, la reforma pensional y la implementación de la seguridad humana en los entes militares, entre otros.
Ahora, ¿el presidente es necesario para la continuación del gobierno? No, solo se necesita la unión popular del país que no quiere volver a repetir la historia de la comuna 13. Junto con los campesinos, las víctimas del conflicto armado y los que esperan una sociedad más justa, es posible elegir un nuevo proyecto, alejado de los personalismos y de la clase política tradicional.